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15.12.2025 | 14:28 IMPUNIDAD

Se cumplen 35 años del crimen de Chela Macedo en San Javier

Silencio y miedo alrededor del caso de una comerciante respetada, que fue cruelmente masacrada y asesinada. Se tejieron numerosas hipótesis y hasta se habló del poder político, entrometiéndose en la justicia de la época.

Por Pancho Ruifernández

Se cumplen 35 años de un crimen que conmocionó a la tranquila ciudad de San Javier, Santa Fe, pero que con el tiempo se transformó en un lacerante símbolo de la impunidad. El asesinato de Juana Graciela Macedo, a sus 35 años, hoy se leería en los titulares como un brutal femicidio. Sin embargo, en 1990, cuando ocurrió, fue simplemente catalogado por la prensa como el “homicidio de impresionantes características” de una “comerciante” respetada.

Este es un ejercicio de memoria y contraste, que toma la fría crónica policial de entonces para reinterpretar un caso que murió en la penumbra judicial, en una época sin pañuelos verdes ni lilas.

》1990: La Crónica Fría

El viejo recorte de prensa relata un hallazgo macabro en la ciudad costera. Juana Graciela Macedo, conocida como “Chela”, fue encontrada sin vida por un familiar que acudió a su domicilio en horas de la mañana.

La información, escueta debido al “secreto sumarial” dispuesto por el juez interviniente, describía una escena de violencia extrema:

 * El cuerpo de Macedo fue hallado en el interior de uno de los dormitorios.

 * Las primeras versiones circulantes hablaban de una “feroz golpiza” y “estrangulamiento” como causa de la muerte.

 * La habitación estaba en “absoluto desorden”, con rotura de objetos de vidrio y de una cama, un detalle que el periodismo de la época interpretó como evidencia de que la víctima intentó una “desesperada defensa oponiendo resistencia a él o los asesinos”.

El impacto fue inmediato, generando “las más variadas conjeturas acerca de los motivos del crimen” en un vecindario que apreciaba a la víctima. La investigación, con su hermetismo inicial, rápidamente cayó en el laberinto de la burocracia policial y judicial, sin lograr identificar o condenar a los responsables.

II. El Contexto de la Impunidad

El mayor contraste entre 1990 y la actualidad reside en el marco conceptual y social.

 * El delito de femicidio no existía en el Código Penal argentino (sería incorporado en 2012). El crimen se abordaba como un “homicidio agravado” o, peor aún, como un “crimen pasional”, desplazando el foco de la violencia de género a la intimidad de las relaciones de la víctima.

 * No existían los pañuelos lilas o verdes, ni la fuerza social y la organización de las marchas feministas que hoy reclaman justicia.

 * La investigación policial operaba sin perspectiva de género, lo que implicaba que las pistas, las pericias en la escena y la recolección de pruebas a menudo se contaminaban por prejuicios o desinterés.

Esta ausencia de conciencia y de marco legal permitió que el caso de "Chela" Macedo se archivara lentamente, quedando envuelto en la “práctica impunidad” que ha marcado la historia judicial argentina en miles de casos de violencia machista.

El Femicidio Impune

Hoy, el crimen de Juana Graciela Macedo es recordado por la comunidad y su familia como lo que fue: un femicidio cruel y sin castigo. La “feroz golpiza” y el “estrangulamiento” sugieren la saña de un crimen motivado por la dominación y la violencia machista, que la víctima intentó frenar con su “desesperada defensa”.

Treinta y cinco años después, su caso no solo es una deuda pendiente para la justicia de Santa Fe, sino también un doloroso recordatorio de por qué la lucha de los movimientos de mujeres y disidencias es vital: para evitar que la indiferencia convierta los crímenes de odio en frías efemérides judiciales.

El silencio alrededor del caso de Chela Macedo, la comerciante respetada de San Javier, es la prueba más fehaciente de que la impunidad es una de las mayores violencias del Estado.

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