"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo", fue una de las frases que dejó el uruguayo Eduardo Galeano en su legado. En este caso, a ese "lugar pequeño" lo podemos ubicar en Santa Rita, el populoso y pujante barrio de la ciudad de Santa Fe.

Allí en su casa, Ricardo Fernández, plomero de oficio, empezó a incursionar en la construcción con botellas de plástico hace tres años y recibió a El Litoral para mostrar la construcción artesanal que lleva adelante. "No tiene una gota de humedad, era algo que quería comprobar cuando empecé a construir con botellas", contó con entusiasmo, y al mismo tiempo le daba unos golpes de puño a la pared para demostrar la resistencia.

Otro aspecto que valoró de este sistema es que al tratarse de una construcción liviana no precisa grandes cimientos, como en las edificaciones tradicionales. "El peso del techo recae sobre la parte estructural que es la madera, es decir que no pesa sobre las botellas", detalló. Para levantar las paredes primero arma los tirantes de madera, contra piso, las paredes con las botellas y luego las recubre con lo que "cada uno elige, puede ser revoque, placas de durlock, machimbre, la terminación se la da cada uno a su gusto".

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El valor de reciclar

Los plásticos se constituyeron con el tiempo en uno de los mayores residuos generados a nivel mundial. El principal problema es que se convierten más rápido en basura de lo que el ser humano es capaz de gestionarlo para su reciclaje y reutilización. Empero, el "usar y tirar" no va más. Encontrarle un segundo uso a aquellos materiales fabricados con la intención de satisfacer una única necesidad, es un desafío que una parte de la población lleva adelante, entre ellos este vecino de Santa Rita.

"Con este proceso estamos atacando el problema del plástico y el gran costo económico que significa la construcción de una vivienda. Construir una vivienda con plásticos como ladrillos te sale la mitad que construirla de forma tradicional, no solamente en el valor de los materiales, sino también en el tiempo de construcción y mano de obra", comparó Fernández y sostuvo "uno piensa que el ladrillo convencional es lo mejor y no es así. Las paredes se rajan y tenés humedad. La gente tiene que entender que hay otros sistemas".

Por cada metro cuadrado construido entran unas 50 botellas. Además, cada una se rellena con bolsas y envoltorios plásticos, por lo que el material vuelve a tener un fin y es reutilizado. "En estas dos paredes tenemos 400 botellas", mencionó en referencia al espacio que construyó como prueba dentro de su casa.

Al consultarle de dónde consigue el material plástico para su construcción, lamentó que "las botellas están en todos lados. Acá en la esquina tengo un microbasural, por ejemplo, si me meto en los barrios donde no entra el camión recolector también recupero gran cantidad. En el trayecto de bulevar French, entre General Paz y Aristóbulo del Valle, en tres días junté 1.500 botellas".

Si su proyecto avanza y en un futuro tiene la aprobación para implementar este sistema a gran escala, Fernández plantea que hay diversas acciones que pueden hacerse para conseguir las botellas. "Con la gente del mismo barrio se pueden hacer campañas para limpiar el barrio y conseguir gran cantidad de plástico para usar en las viviendas. Por ejemplo si queremos hacer cuatro casas precisamos 20.000 botellas, que en una semana se pueden juntar".

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Sistema constructivo

Con el afán de que la construcción con plástico se convierta en un sistema constructivo reconocido, el vecino llevó su proyecto a la UTN Facultad Regional Santa Fe. "Me acerqué a la Universidad para tener su aval. Sé que para que sea aprobado deben hacerse diversas pruebas como las de incendio, por ejemplo. De forma casera, con un soplete prendí fuego un cuadrado (con el material idéntico a la pared) y la botella se contrajo pero no hizo mucha llama", comentó el vecino y agregó que "a la estructura de madera la pinto con pintura ignífuga, el revoque, las placas de durlock ya son ignífugas".

El plomero consideró que a nivel local es un buen momento para avanzar con la aprobación de este tipo de materiales de construcción, e hizo mención al nuevo Código de Habitabilidad de la ciudad de Santa Fe, que entró en plena vigencia en abril pasado, y que permite la utilización de materiales de construcción "no tradicionales", como el barro por ejemplo.

En los últimos años en la ciudad y alrededores se hicieron campañas de recolección de "ecoladrillos", sin embargo la mayoría de lo que se colecta no tiene un destino definido. Por este motivo, Fernández planteó: "Con botellas podemos hacer viviendas mucho más baratas, ecológicas y sustentables. Una vez que terminás la casa, la característica que tiene este sistema es que sirve como aislante térmico, por lo que en invierno con lo mínimo podes calentar el ambiente y en verano con un solo ventilador se enfría".

En este sentido, remarcó que el ahorro tanto para la construcción como para vivir el día a día, por el bajo consumo energético que tiene, hacen que sea una opción para las personas de bajos recursos y que viven en condiciones habitacionales precarias.