Política

27.06.2021 | 16:39

El termómetro social profundiza la rajadura hasta niveles insostenibles

La situación social y las encuestas podrían empujar al gobierno nacional a tomar definiciones muy intrépidas en los próximos tiempos.

Por Darío H. Schueri

“La gente votará por miedo o por esperanza”, sostuvo el dirigente radical Ernesto Sanz desde su mendocina San Rafael, donde se recluyó después que Mauricio Macri Presidente le negara la Jefatura de Gabinete, que el otrora lumen de Cambiemos creía merecida por su aporte a la coalición. 

Al primitivo sentimiento del miedo suelen apelar los gobiernos cuando notan que la - desagradecida a su juicio- sociedad les va a dar la espalda; y uno de los atávicos métodos psicológicos es intentar transformar en favor, casi dadivoso, lo que a la gente le pertenece por derecho, por ejemplo la vacunación contra el Covid. 

Si ello no diese resultado, como pareciera ser porque la sociedad no tiende a gratificar lo que considera una obligación por parte del Estado, y por el contrario suele reprochar muy severamente lo que no le dio y encima gestionó sospechosamente (como el plan de vacunación y las millones de dosis norteamericanas que hubieran evitado miles de muertes), el plan B consiste aplicar el rigor de las mayorías en el Congreso (antes del 10 de diciembre), y las prerrogativas de los cuasi dictatoriales DNU. 

En política normalmente nadie se suicida; podrían cometerse actos insensatos quizás obnubilados por las obsesiones; afortunadamente siempre aparece un amigo sensato que oportunamente les quita el arma antes de que ocurra una desgracia. 

Las mismas encuestas que tiene la oposición las maneja el gobierno. Y con irreversible 60% de imagen negativa nadie puede aspirar a salir airoso en una elección. Se vienen días abyectos, supo decir hace años Rafael Bielsa.

¿Y por casa como andamos?

Omar Perotti también tiene encuestas propias. Sabe que “el candidato de Cristina” a Senador nacional sería la última opción de voto, aún de los propios. Y eso lo conversó con Alberto Fernández hace quinces días caminando por los jardines de Olivos. 


Perotti de seguro no negociará el primer lugar de su delfín Roberto Mirabella en la grilla senatorial, porque precisamente esas mismas encuestas le dicen que “el candidato de Perotti” tiene mayores chances. Y si hay que ir a PASO contra él o la candidata “de Cristina”, se irá a PASO y para ese cometido, entre otras cosas, se creó Hacemos Santa Fe (un especie de “cover” del exitoso Creo en Santa Fe o Santa Fe Federal de Reutemann); no puede demostrar debilidad ahora si quiere que Mirabella aspire a sucederlo en el 2023. El propio peronismo buscaría otro horizonte.

¿Y la oposición?

Por ahora fragmentada en su núcleo central Juntos por el Cambio, con un único candidato a Senador nacional “firme e inamovible”, definen desde el radicalismo NEO: Maximiliano Pullaro; “en el PRO ya saben que le hacemos PASO al mismísimo Miguel del Sel, torean desde el subsector “que nuclea el mayor desarrollo territorial del radicalismo”, alardean. 

En el PRO, Federico Angelini mientras aguarda que Miguel Del Sel use la opción propuesta hace días en su casa por el buró dirigencial, asegura que él es el candidato a Senador del fundacional Partido de Mauricio Macri. Y se mueve como si ya lo fuera.

En otra rama del radicalismo “cambiemita”, Julián Galdeano del M.A.R le acercó a Mario Barletta la carta que necesitaba para sentarse con chances a la mesa de juego: Carolina Losada, la periodista rosarina radicada en Buenos Aires quien al igual que en su momento Amalia Granata con la consigna anti aborto, fatiga los estudios de radio y básicamente televisión de sus amigos porteños para enfrascarse en un ácido discurso anti K. 

Queda como tercer aspirante senatorial radical José Corral, que depende del todavía interesante nivel de conocimiento que posee merced a su reciente candidatura a Gobernador por Cambiemos, y que no se le manque en la candidatura a Diputado Roy López Molina, concejal y referente del PRO rosarino.

¿Cuatro sectores compitiendo en Juntos por el Cambio santafesino?. ¿No serán muchos?. Las cartas aún están en el mazo.

El reconvertido Frente Progresista Cívico y Social atraviesa una instancia de debate no muy distinta de la que describimos del resto de los sectores, pero con la diferencia de que los antes mencionados intentan pelear por al podio, y en el FPCyS se consuelan con correr una discreta carrera, que los lleve a conseguir al menos la novena banca de diputados nacionales en juego. 

El intendente rosarino Pablo Javkin desearía que Antonio Bonfatti encabezare la lista de precandidatos a Diputados nacionales, caso contrario con los Radicales Libres, ¿Rubén Giustiniani? y Emilio Jatón, se pondría la campaña al hombro para salvar la ropa. 

Javkin tiene un desafío adicional: ganar las elecciones a concejales en Rosario, porque junto con el candidato del PRO (Del Sel o Angelini), el que quedare de la interna radical, y “el candidato de Perotti” (Roberto Mirabella) será el challenguer para la próxima gubernamental. Y como supo decir el “Lole”, no hay 2023 sin 2021.

Los “tapados”

Carolina Losada ya develó su identidad y deseos de participar en la contienda, por ahora junto al M.A.R (hasta el 24 de julio todas las movidas son condicionales), pero quedarían aún en el enigmático terreno conjetural Amalia Granata y dos mujeres más para el asombro.


A todo esto, el dólar ya trepó los $ 170 pesos por unidad, la “inflación del changuito” (Moyano dixit) es incontrolable, el gobierno central quiere estatizar momentáneamente la Hidrovía del Paraná, mientras pretende hacerlo de manera definitiva con los trenes de carga y la medicina; el mundo financiero nos pone en estado marginal. Y la iglesia católica advierte: “la situación social se nos puede ir de las manos”.

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