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Facu Aguiar

Interés General

26.06.2021 | 14:47 RECUERDO

Adiós a uno de los últimos “gringos camperos” de la zona

Con el correr de los años, muchos abuelos con cientos de historias se van yendo de este mundo y con ellos, sus vivencias, anécdotas y un pedazo inconmensurable de la historia. No había forma de registrarlos, no existía el teléfono ni la foto fácil, pero todo estaba en su memoria.

Por Pancho Ruifernández

Esta semana falleció a los 85 años Don Orfel Favot, uno de los últimos “gringos camperos” de la zona. Él unió a San Javier y Garay porque nació el 29 de septiembre de 1935 en San Joaquín, era el más viejo de los nativos de ese lugar, pero gran parte de su vida transcurrió en nuestra ciudad, acá están casi todos sus hijos y su familia.

Hoy al pasar desde la ruta invade la nostalgia con una "tapera" llena de recuerdos, con algún tractor, la galería y galponcito que seguramente tuvo aperos, un arado mancera, herramientas y los elementos de la vida rural. 

Hizo la “colimba” en Monte Caseros, Corrientes. Fue campeón de domas, cuando las jineteadas hace muchos años, se hacían en el Boulevard “Pedro A. Candioti”. Allí conoció un día a su compañera de toda la vida, Elba Burella, con quien tuvieron 8 hijos, todos varones y estuvieron casados 62 años. El séptimo primogénito es el Ingeniero Rubén Favot, ahijado presidencial como es una tradición en el país al nacer en ese orden y ser del mismo género.

Orfel Favot junto a su compañera Elva Burella 

En su imagen, está el homenaje a toda una generación que engrandeció nuestra región. Recordar a Don Orfel Favot es traer a la memoria tantos hombres y mujeres con una profunda formación en valores y una cultura del trabajo y sacrificio. Gente que no desperdiciaba un cuadradito de tierra para poder producir. Se hacía de todo.

Don Orfel Favot con uno de sus nietos 

Muchos lo recuerdan repartiendo leche, vendiendo huevos, productos de huerta, chorizos secos, quesos caseros y todo lo que se pueda producir. Criando vacunos, lechones, pollos y lo que sea necesario. Se fue uno de los símbolos en la zona de esos costeros, que sembraron algodón, forrajes, maíz, sorgo y comprometían a toda su familia para colaborar y salir adelante.

Debería ser misión de los que hacemos periodismo, escuchar más a los abuelos, registrar sus historias, sus vivencias y esa parte de las páginas de nuestros últimos años, que muchas veces descuidamos por la vorágine del ruido diario. Nuestro respetuoso recuerdo a uno de los últimos “gringos camperos” y sentido pésame a sus seres queridos.

Una de las tantas "choriseadas" en su campo

 

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