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10.09.2025 | 09:19

Cambiar la narrativa sobre el suicidio, la clave global para derribar estigmas y promover la prevención

Involucrar a familias, escuelas y medios en la comunicación responsable es fundamental para acompañar a las personas en riesgo y salvar vidas.

Por Redacción Radio Uno

Hablar de suicidio es difícil. A menudo nos paraliza el miedo a decir lo incorrecto, el temor a fomentar el “efecto contagio” o la incredulidad ante una decisión tan definitiva.

Sin embargo, el suicidio es algo que debemos hablar, por eso el lema de este año del Día Mundial de la Prevención del Suicidio establecido desde 2003 por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio y la Organización Mundial de la Salud (OMS) los días 10 de septiembre de cada año es “Cambiar la Narrativa sobre el suicidio”.

La consigna no se limita a hablar del tema; sino que propone derribar mitos, reducir el estigma y fomentar conversaciones abiertas y compasivas. Implica pasar del silencio y la incomprensión, a la empatía y el apoyo.

También sirve para reclamar a gobiernos e instituciones para que prioricen la salud mental mediante estrategias basadas en evidencia y acceso a cuidados de calidad.

Esta perspectiva se diferencia de la de años previos, cuando la consigna se centraba en “Crear esperanza a través de la acción”, en la que se aborda el suicidio como una narrativa social.

La comunicación, la narrativa que determinamos de las muertes por suicidio, los mensajes que circulan en redes sociales y la forma en que las noticias y los medios lo presentan tienen un impacto real: pueden propiciar efecto contagio, pueden incluso propiciarlo o glorificarlo o, por el contrario, abrir oportunidades para buscar ayuda y derribar mitos.

Las causas del suicidio

Cuando alguien habla de sentirse una carga, no tener razones para vivir o estar atrapado, está mostrando señales de alarma.

Es vital comprender que preguntar directamente si la persona piensa en suicidarse no induce el acto. Más bien, abre una puerta para que el otro comparta su dolor y establecer un puente.

En el mundo digital, donde hasta el 95% de los adolescentes utilizan redes sociales y un tercio lo hace casi constantemente, estos mensajes de desesperanza pueden aparecer en forma de publicaciones crípticas o búsquedas de métodos. También bajo forma de retos virales a veces disfrazados de juegos.

Las redes amplifican emociones y más grave aun los algoritmos pueden reforzar la tristeza y la ansiedad y normalizar algo que es una urgencia real, pero también ofrecen comunidades de apoyo donde expresar vulnerabilidad. Por ello, es importante estar atentos a lo que nuestros hijos y amigos consumen y comparten en línea.

El Instituto Nacional de Salud Mental de los EEUU propone cinco pasos concretos que pueden salvar vidas:

  1. Atreverse a la pregunta: “¿Estás pensando en quitarte la vida?” Puede sonar duro, pero el interés sincero y empático puede aliviar la soledad.

  2. Escuchar sin juzgar. Reconozca el dolor, escuchar sin validarlo.

  3. Mantener la seguridad: Ayude a limitar el acceso a armas, medicamentos o lugares de riesgo.

  4. Conectar: Poner en contacto a la persona con profesionales de la salud y líneas de atención. En Argentina, la Línea 135 en CABA y Gran Buenos Aires o el 911/107 en el resto del país brindan asistencia las 24 horas.

  5. Dar seguimiento: Después de la crisis, continuar el control y acompañamiento. A veces los hechos ocurren en periodos en que se cree pasado el peligro. El apoyo continuo reduce considerablemente el riesgo.

Las familias ante la pérdida

Cuando el suicidio ocurre, las familias quedan devastadas. La culpa, la vergüenza y el “¿qué hubiera pasado si..?" es la pregunta que carcome de manera devastadora. Es fundamental entender que no siempre es posible predecir ni evitar un suicidio. Recomendaciones:

  • No juzgue ni silencie: Hable del ser querido con sinceridad y respeto. Evite rumores sobre el método o los motivos. La OMS aconseja a los medios no detallar la forma ni el lugar del suicidio ni romantizar el acto.

  • Buscar apoyo profesional: Existen grupos de apoyo para sobrevivientes de suicidio y profesionales que ayudan a elaborar el duelo.

  • Proteger a los menores: Explique lo sucedido de forma adaptada a su edad, abordando posibles creencias de que tiene alguna responsabilidad o “fue su culpa”.

La ética de la comunicación: responsabilidad de periodistas y redes

En un mundo hiperconectado, lo que decimos y compartimos puede salvar o perder vidas. Las recomendaciones de la OMS e IASP para profesionales de los medios, actualizadas en 2023, son claras: proporcionar información sobre dónde buscar ayuda, educar con datos y contar historias de recuperación. Dejar que solo hablen expertos en el tema de probada práctica.

“Cambiar la narrativa” no es solo un eslogan; es un llamado a transformar la forma en que pensamos, hablamos y actuamos frente al suicidio. Significa reconocer el derecho de cada persona a la autonomía y, al mismo tiempo, responsabilizarnos como sociedad de ofrecer alternativas al sufrimiento del otro. Implica políticas de salud mental bien financiadas, apoyo económico y educacional, y la valorización de las culturas locales.

También nos invita a rescatar historias de quienes sobrevivieron a una crisis, a mostrar que es posible salir del túnel y a celebrar la resiliencia. La prevención no solo recae en individuos y familias. Requiere políticas públicas, campañas de educación y un cambio cultural.

Cada historia de sufrimiento es única, y cada acto de acompañamiento cuenta. Abramos el diálogo en casa, en las escuelas y en los medios. Escuchemos sin prejuicios. Si usted o alguien que conoce está en riesgo, no dude en pedir ayuda. El suicidio no es un destino inevitable; es un llamado a la compasión y a la acción.

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