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Facu Aguiar

Economía

04.07.2022 | 08:37 ESCASEZ

La provincia concentra el 80 % de la producción nacional de Biodiésel ¿Cómo funciona ese mercado?

La imprevisión oficial obligó a retomar un camino abandonado por el país, en beneficio del medio ambiente, la incorporación de valor agregado y el empleo de calidad. Cómo se produce el biodiésel y los efectos para el desarrollo económico del incremento del corte.

Por Juan C. Arredondo

La aparición y consolidación de los biocombustibles en la escena productiva de Argentina fue consecuencia de la tendencia marcada por Europa, que a comienzos de la década del 2000 los incorporó a su matriz energética para mitigar la contaminación de los carburantes fósiles.

Así, en abril de 2006, el Congreso Nacional sancionó la Ley 26.093 que estableció el Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustibles. Legislación que venció en 2021, año en el que se sancionó -mediante la Ley 27.640- un nuevo "Marco Regulatorio de Biocombustibles".

Como en el viejo continente, la normativa obligó a las petroleras a "cortar" la nafta y el gasoil con sus émulos de origen vegetal: el bioetanol, elaborado con caña de azúcar o maíz; y el biodiesel, a base de aceites, que en Argentina -por ser el grano más producido- se consolidó a partir de la soja.

El desarrollo científico-tecnológico había conseguido mucho tiempo antes elaborar combustibles de origen vegetal, pero fue gracias a las normativas de fomento que se generó un significativo incremento de la demanda y con ello la inversión en cientos de fábricas que se instalaron en todo el país. No sólo para el mercado interno, sino también para proveer a otros países con las mismas exigencias, con EE.UU. y la Unión Europea a la cabeza.

Para abastecer ambos mercados, el doméstico y la exportación, se montaron en Argentina dos tipos de plantas de biodiesel.

Las grandes, entre las que revisten capitales multinacionales (Cargill, Dreyfus), se caracterizan por contar con molienda y generación de aceite propio para luego transformar en combustible. Estas son las que tienen asignado el comercio exterior.

Por otra parte se dispuso que el abastecimiento a las petroleras, para el corte del gasoil, deben hacerlo las Pymes: un gran número de pequeñas y medianas fábricas instaladas en varias provincias, cuya característica es que compran el aceite para su transformación. Santa Fe concentra el 80% de estas Pymes.

Un dato para dimensionar el impacto de estas empresas las economías regionales es que, por lo general, se abastecen -y traccionan- otras industrias que florecieron a la par como los extrusores: aceiteras que -a diferencia de las grandes, que trabajan con solvente- extraen el aceite del grano por prensado, generando a su vez un subproducto como el expeller, de alto valor en la alimentación animal.

Mientras las grandes firmas trabajan a demanda libre y según su capacidad, a las Pymes se les asigna un cupo mensual y el valor de su producto lo establece la Secretaría de Energía de la Nación, en tanto autoridad de aplicación del ahora "Marco Regulatorio de Biocombustibles".

En ambos segmentos el riesgo empresario es distinto, aunque comparten el de la volatilidad de las commodities o los vaivenes político-económicos del país. Al margen de esto, las grandes empresas lidian con las barreras para-arancelarias en los mercados de destino, como la acusación por dumping de EE.UU. que frenó un negocio que en 2016 significó ventas por u$s 1.200 millones. En tanto que las Pymes, por tener relación con el precio de los combustibles en los surtidores argentinos, con frecuencia padecen irregularidades en la determinación del precio de su producto por parte del Estado. Fue lo que ocurrió en 2020, cuando el valor se mantuvo sin cambios casi todo el año, mientras la inflación no se detenía y también aumentaban las materias primas. El "descalce" que hubo entre costos y precio de venta obligó a cientos de plantas a parar la elaboración, situación que derivó -además- en el incumplimiento de la normativa, ya que las petroleras no contaron con el biocombustible necesario para "el corte".
 

La provincia concentra el 80 % de la producción nacional

Desde mediados del pasado mes de junio, la Secretaría de Energía de la Nación subió el corte obligatorio con biodiésel del gasoil del 5% al 7,5% en forma permanente, en busca de resolver al menos parcialmente, la falta de abastecimiento de combustible . Al mismo tiempo, se estableció desde el jueves pasado y por 60 días corridos, a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia, el Régimen de "Corte Obligatorio Transitorio Adicional de Biodiésel" (COTAB). Con este régimen se fija un corte adicional del 5% que se comercializará al precio de paridad de importación del gasoil, o al precio que establezca la Secretaría de Energía, totalizando el corte total con biodiésel (es decir, el porcentaje de combustible vegetal que se puede mezclar con el fósil, para hacerlo rendir más) en 12,5%.

Las razones por las que se tomó esta medida, reclamada insistentemente por la provincia de Santa Fe, por productores y transportistas, tiene como base la escasez de gasoil, provocada por la insuficiente producción y el alto costo de importarlo. Según constata un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, elaborado por Claudio Molina, Guido D'Angelo y Julio Calzada, de enero a mayo el precio de importación del gasoil creció más de un 57% en dólares. Mientras tanto, el precio de adquisición de biodiésel para su mezcla obligatoria creció un 16%, lo que lo vuelve mucho más competitivo.

 

Contexto

Esto se da en un marco en el que la industria del biodiésel se vio sometida a fuertes mermas en su consumo. A la caída en la demanda de combustibles por la pandemia debe sumársele la sanción de la nueva ley de biocombustibles, la 27.640 (impulsada por la industria petrolera y promovida fundamentalmente desde el kirchnerismo), que redujo el corte obligatorio del 10% al 5%, y con posibilidad de bajarlo hasta el 3% de la composición del gasoil que es vendido en las estaciones de servicio del país. En este sentido, la demanda interna de biodiésel cayó más de un 60% el año pasado respecto al 2017, año récord de consumo.

Con el nuevo corte dispuesto en el contexto de la actual emergencia, acompañado de un crecimiento de la demanda de combustible para el transporte, el uso de biodiésel en Argentina crecería un 90% en comparación al 2021, totalizando cerca de 0,8 Mt. No obstante, aún persiste más de un 25% por debajo de su récord de consumo interno. Con este nivel de consumo doméstico, y sumando una estimación de exportaciones en torno a las 1,2 Mt, aun así, nos encontramos con una capacidad ociosa cercana al 50% para la infraestructura industrial del biodiésel argentino en 2022, consigna el informe de la BCR.

Proyección

Pero más allá de los imperativos de la coyuntura, lo cierto es que el biodiésel es uno de los combustibles que es y será clave durante la transición energética. Ampliar el corte de gasoil con biodiésel va en línea con los compromisos asumidos por nuestro país en el Acuerdo de París y el Acuerdo de Escazú, entre otros pactos firmados para mitigar el calentamiento global.

Con la suba de los contenidos de biocombustibles en las mezclas que se comercializan con combustibles minerales en el mercado local, se está dinamizando una industria con una indiscutible competitividad internacional. Entre 2016 y 2017 Argentina se consolidó como el primer exportador mundial de biodiésel. Hoy en día, el principal destino de exportación de este biocombustible argentino es el exigente mercado europeo. Y con la industria operando a la mitad de su capacidad productiva, queda claro que aún hay mucho margen para seguir apuntalando tanto el mercado interno como el externo. Pero además, la industria de los biocombustibles genera empleo altamente calificado y a nivel federal.

En Santa Fe el biodiésel tiene especial importancia, ya que en la provincia se concentra más del 80% de la capacidad instalada a nivel nacional. La promoción y el desarrollo de la industria del biodiésel es un fenómeno que se viene mostrando a nivel global, con récords productivos que se rompen año tras año. Con excepción de la Argentina, los principales productores de biodiésel y green diesel a nivel mundial han visto crecer sus producciones a dos dígitos respecto al promedio de los últimos cinco años, mientras en nuestro país cayó más de un 17%. Un dato elocuente de hasta qué punto ciertas decisiones políticas, a la vez que favorecen a determinados intereses económicos y regionales, van a contrapelo no sólo de un desarrollo más armónico de la producción nacional, sino también de los propios compromisos declamados en sintonía con los desafíos ambientales y del cambio climático.

La clave

La Secretaría de Energía tiene facultades para prorrogar la ampliación del corte con biodiesel, en busca de asegurar el abastecimiento interno de gasoil, apuntalar la producción de un biocombustible clave, generar empleo a nivel federal y mejorar el cumplimiento de las metas de mitigación de la contaminación en nuestro país. En un marco de creciente actividad del agro, la industria y la mayor demanda del transporte terrestre, la producción de biodiesel profundiza el agregado de valor de la producción argentina, al compás de sustituir la importación de combustibles fósiles.

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